viernes, 27 de marzo de 2015

Las clases magistrales y el aprendizaje activo

Siguiendo con mis posts sobre educación, y sobre todo educación universitaria, vamos a ver un tema que no deja de sorprenderme. Cuando era estudiante tenía mucha tendencia a perder el hilo de lo que me estaban contando. El modelo de enseñanza en el instituto y la universidad era el mismo, un profesor o profesora impartía la clase mientras nosotros tomábamos apuntes. La cosa era peor incluso cuando la clase se daba con PowerPoint [1] cuando casi todos caíamos rendidos en los primeros 10 minutos de clase. Al final, asistir a clase o no era bastante opcional, porque la principal fuente de información eran los apuntes que se estudiaba uno en casa. No era algo del todo malo, porque a fin de cuentas los científicos tenemos que desarrollar una cierta autonomía, pero siempre me pregunté para qué estaban las clases. 

Recientemente, he aprendido un poco sobre el tema, y sobre lo que es el "aprendizaje activo". Incluso he descubierto que lo que ocurre en las clases con PowerPoint es muy común y tiene un nombre, Muerte por PowerPoint, y que hay muchas estrategias para evitarlo (incluyendo no usar PowerPoint, claro). 





Lo que más me sorprendió sobre este tema es la extensa y buena bibliografía que hay. Vamos a revisar algunos de los artículos más citados sobre el tema y veremos como está bien estudiado. Entonces la pregunta es clara, ¿por qué se sigue haciendo? En el caso de las carreras científicas como la mía la pregunta puede incluso llevarse más allá. ¿Por qué profesores científicos que se llevan las manos a la cabeza cuando alguien se deja llevar por la pseudociencia no aplican el conocimiento empírico existente en sus propias clases?

Veamos primero que se sabe sobre el tema.

Los primeros datos datan ya de 1975. Entonces hubo un caso famoso, el del Dr. Fox [2]. Este tipo hizo un tour por distintas universidades americanas, dando clases en las facultades de medicina. Era todo un triunfador. La clasificación de los alumnos a sus clases era inmejorable y lo clasificaron como uno de los mejores profesores que habían tenido, tanto por su capacidad de inspiración como por su dominio de la materia. Al final resultó que el tal Fox era un actor profesional, cuyo único conocimiento de la materia venía de haber leído un artículo en la revista Reader's Digest.  

Este caso se usó mucho para apoyar posturas como que las evaluaciones de los alumnos no son importantes. Es evidente que tampoco se pueden sacar esas conclusiones, ya que a Fox lo evaluaron por una sola clase. Sin embargo, hay una pregunta que es clara, ¿para qué sirve el profesor en una clase magistral?

Antes incluso del caso del Dr. Fox había estudios mostrando que la capacidad de los alumnos no se mantiene durante una clase magistral de más de veinte minutos. Ya en 1973 se analizó este hecho midiendo los latidos por minuto de los alumnos [3]. Esta es, sin duda, una medida rudimentaria, pero interesante.

Fuente: [3]

Desde entonces ha habido muchas más mediciones, pero que yo sepa ninguna ha contradicho este  resultado. Parece ser que es un resultado muy sólido y afecta a alumnos de todas las carreras o nacionalidades, pasados veinte minutos la capacidad de atención del alumno medio baja. Un estudio que da un resultado aún más deprimente se publicó en 2010 [4]. En este estudio se estudió la actividad cerebral psicofisiológica de distintos sujetos durante distintos momentos del día mediante un indicador  llamado Electrodermal Activity. Como se ve en la siguiente gráfica, esta actividad se dispara durante el periodo de tarea, pero en la clase está al nivel del sueño.


Fuente: [4]

Se puede alegar en defensa de las clases magistrales que son imprescindibles. ¿Cómo puede hacerse llegar si no la materia al alumnado? Eso no era cierto hace veinte años, pero mucho menos lo es a día de hoy. Volviendo a la referencia [3] podemos ver que simplemente dando a los alumnos a leer la materia puede ser tan efectivo como explicársela en clase. En la siguiente tabla podemos ver una comparativa con otros métodos de transmisión de la información.




Y eso era antes de internet. A día de hoy la obtención de información es más fácil que nunca.

¿Son innecesarios entonces los profesores? En absoluto. El profesor puede hacer algo que no pueden ni los libros ni internet, el profesor puede interaccionar con el alumno. La alternativa, o complemento, a la clase magistral es lo que se llama aprendizaje activo, y se basa en hacer que los alumnos participen en la clase, aumentando así su capacidad de atención. Esto no es ningún invento hippy. Está demostrado que conduce a un aprendizaje más profundo por parte del alumno. En la referencia [5] se hizo un metaestudio sobre 225 estudios anteriores concluyendo que el aprendizaje activo es mucho más eficiente que el pasivo. Sobre estas técnicas podemos hablar en un futuro post, si hay interés.

Este modelo de aprendizaje se basa más en que el alumno trabaje en clase con la supervisión del profesor en lugar de trabajar exclusivamente en la casa. Es evidentemente más fácil de hacer en una clase de 40 alumnos que en una de 150, pero se puede realizar en cualquier caso. Hay muchas técnicas desarrolladas para realizarlo, y las nuevas tecnologías lo han facilitado aún más.

Como hemos visto está bien fundamentado que las clases magistrales no son un buen método de enseñanza, y que hay métodos mejores. La pregunta entonces es cuánto habrá de pasar antes de que estos nuevos métodos se abran paso en las universidades. Hay métodos incluso que se han probado como efectivos y no requieren esfuerzo ninguno, como hacer una actividad de 5 minutos en la mitad de la clase para que los alumnos recuperen la atención. Es bastante complicado defender el modelo clásico cuando el nuevo modelo es mejor y factible. 

¿Por qué no se usará entonces?





Referencias y notas


[1] Me permito usar el término "PowerPoint" como genérico para cualquier otro programa de proyección como Keynote, LibreOffice o Beamer.

[2] J Ware and RG Williams. Journal of Medical Education, 50, 149 (1975).

[3] DA Bligh. What is the use of lectures? Harmondsworth: Penguin (1973). Enlace.

[4] MZ Poh, IEEE Transaction on Biomedical Engineering, 57, 1243 (2010).

[5] S Freeman et al, Proceedings of the National Academy of Science, 111, 8410 (2014).

7 comentarios:

  1. Mi oinión al respecto de por qué no se hace:
    - Inercia, incluida la de los que heredamos clases magistrales de nuestros seniors. Pero sobre todo:
    - Falta de incentivos. Personal Docente e Investigador es un eufemismo, porque al final el personal hace por lo que se le evalua. Y la competición por plazas, por financiación, etc. es en base a investigación. No es que la docencia no se incentive, es que la investigación tiene un peso demasiado grande como para quitarle tiempo y dedicárselo a lo primero.
    Total, que es algo sistémico. Si el sistema no cambia, las clases seguirán siendo en su gran mayoría un coñazo insoportable.

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  2. Me apena un poco las constantes críticas a PowerPoint, como si tuviese la culpa.
    La clave está en el mal uso del PowerPoint. Con PowerPoint pueden hacerse muy buenas presentaciones, incluso interactivas, en las que la gente participe. La cuestión está en que si el que presenta no tiene ninguna intención más allá de pasar el tiempo, da lo mismo si está usando un PowerPoint, transparencias, o escribiendo en la pizarra.

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  3. Asistí a unas clases de Power Point en una academia privada, allí nos concitamos hombres y mujeres de todas las edades, profesiones y oficios. El profesor impartía la clase con solvencia, le gustaba la materia y procuraba despejar nuestras dudas. Cuando perdía el ritmo de la clase consultaba con mi compañera, sentada a mi izquierda, una mujer tímida pero que dominaba el Power Point mejor que yo. La clase era matutina, recuerdo que el profesor, que hacía gala de buen humor, abría la ventana con un gesto teatral y nos decía: disfrutemos de la luz solar. Yo me preguntaba si había otro tipo de luz diferente a la solar, pero mi duda quedó sin respuesta. Las clases me resultaron provechosas pese a que nunca uso la herramienta. En los descansos nos reuníamos con el profesor en un bar cercano a tomar café y cambiar impresiones. Guardo buen recuerdo de aquellas clases.

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    1. El PowerPoint (o cualquier otra herramienta similar) es algo muy útil. Yo los utilizo evidentemente en seminarios y congresos, y a veces en clase. El problema es que hace las clases demasiado pasivas. Si el alumno no tiene que tomar notas y sólo recibe información pasivamente su actividad cerebral baja al mismo nivel que cuando ve la televisión, y eso ralentiza el aprendizaje.

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  4. Existen más pruebas empíricas a parte de la referencia [5] que sustenten la afirmación de que la clase magistral no tiene nada que hacer frente al aprendizaje activo? Por cierto, no creo que una clase con PwPoint pueda ser magistral.

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    1. La referencia 5 es un metaestudio realizado sobre más de 200 estudios individuales. Puedes consultar las referencias.

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  5. Gracias por la aclaración. Aun así sigo pensando que la solución híbrida es la mejor.

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